martes, febrero 08, 2011

EL CENTRO SE DILUYE


Las crisis, dicen, hay que tomarlas como una oportunidad. Permiten romper la inercia y la naturalización de los hechos como resultado del tiempo y no de las personas. Permite evaluar los caminos recorridos en eso que llamamos historia, planeando alternativas y estrategias para el futuro o simplemente retomar lo que se tenía trazado. Mientras escribo estas líneas, hechos de una importancia histórica que no llego a vislumbrar están sucediendo cruzando el mar Mediterráneo. Pueblos de la costa norte de África se alzan contra sus gobiernos, demandando derechos civiles y políticos. Mientras, mis ojos de inmigrante en España, ven como el Estado ha comenzado el recorte de derechos laborales para tratar de solucionar la crisis económica que padece y que según la opinión pública, tiene para un tiempo largo antes de llegar a buen puerto.
Hace unos años leía un artículo de Le Monde Diplomatique escrito por Ignacio Ramonet en el cual expresaba que la crisis que se iniciaba el 2007 tenía la particularidad de ser triple: financiera, energética y alimentaria, situación que no se ha dado jamás en la historia.Pero no solo es una crisis triple, sino que es mucho más compleja y con múltiples dimensiones que se interrelacionan afectando a los estado-nación, las identidades, las migraciones y la concepción de ciudadanía, desarrollo y globalización. La reformulación de las estructuras internas de los países debido a los rápidos cambios económicos, tecnológicos conlleva una transformación de las sociedades, presionadas por fuerzas ajenas a su control y que las obliga a cambiar patrones de comportamientos, estrategias de sobrevivencia, decisiones y organización interna. Esto provoca tensiones en y entre los países, una dinámica que se puede entender en un juego de centro y periferia. Quien controla el centro controla la periferia, quien cambia el centro reestructura la periferia. Y ese juego es el que se necesita entender, ya que lo que suceda en el futuro dependerá de que fuerzas controlen y manejen el centro.
Uno de los efectos del proceso de globalización es que ha diluido el centro. Las responsabilidades económicas, políticas, sociales se han repartido en distintas manos, tanto a nivel mundial como local y los Estados, que tienen una capacidad impresionante para adaptarse a los cambios y sobrevivir, se reestructuran internamente, dejando a las personas en crisis, sin saber cual es el futuro y si seran capaces de sobrevivir a tanta locura.

No hay comentarios.: